lunes, 1 de febrero de 2016

Libro: Bruja Mala Nunca Muere


Reseña: Bruja Mala Nunca Muere

 
   Título: Bruja Mala Nunca Muere
   Autor: Kim Harrison
 
   Año: 2009
 
   Extensión: media
 
   Saga: Rachel Morgan
 
   Género: Fantasía Urbana
 
   Resumen:
   La Guerra Fría no terminó con la llegada del hombre a la Luna, sino con un virus que, transmitiéndose a través de los tomates, acabó con gran parte de la población humana. Esta desgracia no afectó a las otras especies que aprovecharon la menguada amenaza humana para salir a la luz. Así los seres humanos acabaron conviviendo con vampiros, hadas, pixies, brujos… aunque con cierta reticencia y desconfianza. En este mundo dos instituciones intentan poner orden: la AFI sobre asuntos humanos, y la SI con los casos relacionados con las otras criaturas. Rachel Morgan es una bruja de la SI, aunque las desavenencias con su jefe la han llevado a encargarse de casos de menor importancia. Por ello decide abandonar su trabajo (pese a los rumores de que quien lo hace muere a los pocos días) y formar su propia agencia con otros dos compañeros de profesión: la vampiresa Ivy y el pixie Jenks. Así decide pagar su seguridad con la SI atrapando a un gran criminal llamado Trent.
   Análisis:
   Esta novela tiene un gran contraste de calidad entre sus distintos componentes, por lo que los analizaré individualmente:
      
      - Contexto: resulta interesante y realista la forma en que la autora describe la convivencia entre humanos y otras criaturas, proponiendo una reacción verosímil de lo que supondría el descubrimiento de la existencia de éstas y las consecuencias de una desgracia como la aniquilación de gran parte de la población como resultado de una guerra bacteriológica. No hay que olvidar que ciertamente durante la Guerra Fría se experimentó con humanos, enfermedades y alimentos infectados, si bien las investigaciones de éste último tipo se abandonaron por la imposibilidad de controlar el resultado de las mismas (que es lo que refleja Kim Harrison en su libro). Me resultó un marco creíble (dentro de la ficción sobrenatural que es) diseñado con acierto.
 
       - Trama: al igual que el contexto, tiene un toque oscuro con asesinatos, contrabando y conspiraciones. El caso en el que Rachel se centra está bien estructurado, aunque no sea un gran misterio que requiera ser resuelto. Ciertamente hay momentos de tensión, pero no termina de enganchar al lector. Podría considerarse una trama de calidad media.
 
      - Personajes: este es el aspecto más complicado. Parece que Kim Harrison trabajó mucho en el diseño de todos excepto en el de la protagonista.

    La compañera de Rachel es Ivy, una vampiresa con un pasado misterioso, muy buena en su trabajo y con una gran lealtad hacia la protagonista. El conflicto de su situación como vampira viva (muy al estilo del Blade de Marvel) y su posición como última descendiente de su linaje plantea ciertas preguntas interesantes de responder. Además, su caracterización como un personaje altamente influenciado por sus instintos casi animales le da una fuerza que encaja perfectamente con su mente fría y su elegancia.

    El pixie Jenks es un marido y padre de familia con doce hijos y una gran cantidad de orgullo y sentido del humor. Con unos diez centímetros de altura, tiene el aspecto de un hombre rubio y fuerte con un par de alas. Gracias a su fino olfato, su tarea principal es identificar la especie de cada sospechoso y, debido a su destreza, se ha decidido a proteger a Rachel. Demuestra ser uno de los personajes más competentes en su trabajo.

    Trent, el antagonista, es un ejemplo del tipo de villano que me gusta, por lo que reconozco que no soy imparcial. Es del tipo inteligente, educado y que medita sus decisiones. Con un retorcido sentido del honor, no teme liquidar a quien se le enfrente, pero también sabe recurrir a otras medidas más lucrativas y menos farragosas que el asesinato.
   
    La protagonista Rachel Morgan es, en mi opinión, lo peor del libro. Es una chica con carácter pero alocada que actúa sin pensar y no duda en meterse en peleas aunque esté en mitad de una misión de incógnito. Para la supuesta experiencia que tiene (pues se define a sí misma como muy buena en su trabajo), comete errores de principiante como el actuar sin un plan, sin pensar una vía de escape o cometiendo el mismo error una y otra vez obligando a los demás a acudir en su ayuda. Es cierto que poner reacciones como el miedo y la inseguridad ante las situaciones a las que se enfrenta es un detalle realista que podría ser apreciado de no ser porque se supone que tiene ya años de experiencia y debería saber cómo reaccionar (capacidad que sí demuestran los otros personajes). Esto podría ser excusable si la autora la hubiese retratado como una novata. Además, parece desesperada por tener relaciones, pues a todos los personajes que aparecen les hace un repaso de arriba a bajo alabando lo atractivos que son (yo lo siento, pero si por ejemplo estoy prisionera, no me pongo a pensar lo "buenorro" que es mi captor o ante un hombre atractivo no tengo que repetirme que está casado para no abalanzarme sobre él).
   Conclusión:
   El libro tiene un buen material (un escenario interesante, personajes trabajados, una trama intrigante…) pero carga con un gran lastre como es la protagonista, cuyas acciones hicieron de la mayor parte de la lectura una continua frustración por su ineptitud. Así pues, pese al gran atractivo de los elementos secundarios, Rachel Morgan se ha encargado de que no quiera continuar la saga.
 
   Nota: 5
  


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